Una persona muestra autocontrol cuando en ausencia de imposiciones externas inmediatas, lleva a cabo una conducta cuya probabilidad es menor que otras conductas disponibles en su repertorio. Hay que destacar que las variables que en último término van a determinar la puesta en marcha de estrategias de autocontrol son las consecuencias aversivas que a corto o largo plazo tienen las respuestas objeto de control a pesar de sus inmediatos efectos positivos.
De esta forma el autocontrol es una habilidad susceptible de aprendizaje que englobaría cualquier conducta controlada exclusivamente por variables autogeneradas (físicas, sociales o cognitivas) que trate de alterar la posibilidad de ocurrencia de otra conducta cuyas consecuencias, en algún momento, podrían resultar aversivas para el sujeto.